He de decir que aunque me gusta mucho pasar por aquí y compartir con tod@s los artículos que voy sacando del taller, se me hace cuesta arriba cada vez que quiero publicar. ¡vaya, que ni las del Tour de Francia! jajajaja
Así que tenedme paciencia, aunque sé que la tenéis porque el contador de visitas no hace más que subir y el buzón del correo electrónico todos los días tiene mensajes vuestros y eso me alegra mucho y me pone superfeliz, aunque a veces puede que tarde un poquito en contestaros (Sorry! 😔)
Un día de estos os contaré las fases por las que pasa un producto desde que preguntan por él hasta que lo veis aquí colgado, no es por darme importancia, pero el sentido de las palabras "hecho a mano" o "personalizado" cobran su máximo significado cuando echas la vista atrás y miras dónde empezó todo y cuál fue su proceso. Si sumamos todo esto a que una tiene casa que atender y familia con dos cachorros y un hijo peludo de cuatro patas, que ahora mismo me está arañando un brazo para que le haga caso y le dé mimitos y ya ni hablaros del Sr. Esposo (¿ése quién es?) que por circunstancias que prefiero no contar es el que menos problemas me da en estos momentos, aunque no quiero hablar muy alto... ¡ah! y amigos, a veces dolorosamente desconocidos, que a una también le gusta hacer vida social (ejem... ¿qué es eso..?) ¿Cómo voy a conseguir acercarme por aquí? ¿cómoooooo? 😂
Así que... después de todo esto si os digo que los porta coleteros que os voy a enseñar hoy son de principios de año, si no me equivoco y uno de ellos es de finales del año pasado... ¿cómo os quedáis? Sí, ya, que ya me vale... Pero bueno, no me lamentaré más y os diré aquello que dice el refrán "Más vale tarde que nunca" Porque si algo bueno tiene éste tipo de producto es que nunca pasa de moda y sirve todo el año. ¿Os los enseño?
Mirad, éste es el porta coleteros de Olaia. Su mamá me pidió una muñeca de pelo castaño con dos coquitos (como yo le digo) en la parte delantera, toda de fieltro y en la trasera el nombre de la pequeña con diferentes telas. Así se ve abierto:
El interior lo quería con colores vivos y con trabillas para colocar gomillas y clips para el pelo y un bolsillo con cremallera para meter un peine o cualquier otra cosa que no pudiese llevar fuera:
Aquí podéis ver cómo queda cuando se cierra.
Su tamaño cerrado más o menos es como el de un folio cuando se dobla por la mitad para que os hagáis una idea:
Y éste es el de la pequeña Princess. Eulàlia, su mamá, me dejó vía libre y decidí hacer la carita de la niña en fieltro combinando dos colores en el pelo para simular las mechas que tiene Princess.
En este caso, Eulàlia solo quería trabillas para meter dentro todas las gomillas, lazos y clips que usa Princess:
Y de ésta manera se ve su porta coleteros cerrado ¿no os parece una preciosidad?
Queda mal que yo lo diga, pero la combinación de colores junto con la muñeca lo hacen muy vistoso.
¿Os gustó? ¡Espero que sí! Si no que lástima, ¿verdad? 😬
Bueno, para gustos los colores, que eso es lo bueno que cada uno tengamos un gusto diferente y así tener donde poder elegir. Yo, sinceramente, espero que hayáis disfrutado con la entrada de hoy y os espero por aquí dentro de unos días, no sé cuándo, pero dentro de poco.
¡Hasta pronto y gracias por vuestra visita!